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Miedo a la velocidad

Seguramente conoces a alguna persona que le guste ir más rápido de lo normal, bien sea en la moto o en el coche. Es como si fueran amantes de la velocidad y probablemente te preguntes dónde está el placer de viajar tan rápido. Aunque no lo creas, esto tiene su explicación científica. 

Un grupo de especialistas que se dedica a estudiar los comportamientos neurológicos del ser humano, realizó un estudio para determinar qué tipo de efecto biológico se produce en el sistema nervioso del ser humano cuando toma algún tipo de riesgo. En este caso, el riesgo de viajar a altas velocidades. 

El estudio arrojó como resultado que la dopamina, uno de los neurotransmisores que utilizan las neuronas para comunicarse entre ellas, era la responsable del deseo de ir más rápido. Esto se debe a que este neurotransmisor está asociado a la búsqueda de bienestar y placer, y por consiguiente, cuando sus niveles son altos mejoran el ánimo y dan sensación de felicidad. Pero, ¿qué sucede en la persona con miedo a la velocidad? ¿Tiene solución?

Existe un miedo irracional y casi incontrolable que se manifiesta en algunas personas cuando por alguna razón deben viajar a altas velocidades. No necesariamente tiene que ser en un vehículo a motor, puede ser en una montaña rusa e incluso en una bicicleta. A continuación explicaremos algunas cosas sobre este tema y trataremos de dar algunas recomendaciones para ayudar a controlar esta fobia. ¿Te animas? ¡Vamos!

Cómo se llama el miedo a la velocidad

El miedo a la velocidad recibe clínicamente el nombre de “tacofobia”. Es con este nombre que se describe la sensación de una persona cuando es expuesta a situaciones de altas velocidades. Hay que aclarar que una de las principales características de cualquier tipo de fobia, y que se distingue del miedo normal, es su fundamento irracional. Dicho de una manera más clara: cuando se reconoce un nivel o intensidad excesiva del miedo en relación a la amenaza real que representa aquello a lo que se teme, se habla de fundamento irracional.

Sin embargo, viajar a alta velocidad sí representa un riesgo real. Es normal que cualquier persona sienta un poco de temor o nervios cuando viaja demasiado rápido. Después de todo, a todos nos preocupa nuestra integridad física. Por lo tanto, en este caso solo se considera como tacofobia a aquel miedo que le impida a la persona llevar a cabo sus actividades diarias con normalidad, como viajar en furgoneta, tomar el tren, aceptar el aventón de un amigo, etc.

Por lo general la persona que sufre de tacofobia, no necesariamente debe viajar a altas velocidades para manifestar este miedo irracional. Puede incluso observarse este comportamiento cuando las velocidades son relativamente bajas.

Cómo identificar la tacofobia

Los síntomas de la tacofobia salen a relucir en la persona que los padece cuando participa en actividades en las que necesariamente debe exponerse a altas velocidades. Dejando claro que no necesariamente debe tener una participación directa o activa en estas actividades. Un ejemplo de participación directa o activa podría ser conducir un coche, mientras que una participación indirecta o pasiva puede ser viajar de pasajero en un tren. Indiferentemente del escenario, el miedo va mucho más allá de una simple inseguridad a perder el control y sufrir algún accidente. 

En los casos más graves de una persona con tacofobia, puede llegar a sentir la fobia incluso cuando no tiene nada que ver con la situación en cuestión. Se puede manifestar con el simple hecho de observar alguna persona u objeto que va deprisa o erráticamente y supone riesgo de colisión.

Un ejemplo claro de tacofobia extrema sería el de observar una persecución policial en un programa de televisión y no poder soportarlo. 

Psicólogos reconocidos explican que una persona que padece de tacofobia puede incluso estar en estado de reposo y sentir este miedo irracional solo con sentir que las cosas están sucediendo demasiado deprisa o cuando siente está expuesto a un ritmo de aceleración creciente.

Qué es el miedo a la velocidad

El miedo a la velocidad es la sensación que se experimenta ante la expectativa de exponerse a una situación de alta velocidad. Esta ansiedad desmedida hace que nuestro cerebro se anticipe irracionalmente y se imagine un sinfín de posibilidades con respecto al evento. 

Tomemos como ejemplo a una persona que padece este miedo y el día de mañana debe tomar el autobús o el tren para ir al trabajo o la universidad. Aún no ha llegado el día de mañana y la persona se anticipa de manera ansiosa a la ocasión. En el caso que a la persona le toque exponerse a una situación de alta velocidad en un evento futuro previamente establecido, la sensación de amenaza y miedo se extiende y crece considerablemente en los días previos.

Cuando la ocasión finalmente llega, se produce una atención excesiva a cualquier elemento que pueda estar asociado al trayecto o recorrido. De esta manera, la persona se mantiene alerta en todo momento a todo lo que sucede tanto interna como externamente y que pueda demandar una respuesta rápida. Esto es lo que se conoce como “agudización de las señales visuales y cinestésicas”.

El miedo a la velocidad por lo general puede crear creencias poco fundamentadas o ideas preconcebidas con respecto a la velocidad, lo que trae como consecuencia una percepción exagerada de riesgo frente a situaciones que en realidad no son riesgosas o en su defecto son de bajo riesgo.

¿Cuáles son los síntomas de la tacofobia ?

Se puede observar una sensación de mareo que acrecienta el miedo subjetivo. Inevitablemente se produce un aumento de la respiración, sudoración, sensación de hormigueo en la punta de los dedos de las manos y los pies y en ocasiones hasta se entorpece la agudeza visual

Corporalmente puede manifestarse como comúnmente se manifiesta un ataque de ansiedad.

Todo esto desencadena un comportamiento de evasión ante tales situaciones que genera una sensación de bienestar a corto plazo, sin saber que en realidad el problema está siendo agravado. Es decir, la persona en el futuro tratará de evitar las situaciones en las que necesariamente debe ser expuesta a tales sensaciones. Este mecanismo de defensa en lugar de significar una solución, en realidad acrecienta el problema a largo plazo.

Cómo perder el miedo a la velocidad

El miedo a la velocidad o la tacofobia puede ser tratado de manera psicológica. El método más efectivo consiste en la habituación progresiva a los estímulos que generen la sensación de miedo y amenaza. De esta manera se pueden producir cambios en la conducta a través de una mejor percepción de las situaciones de altas velocidades. 

Se puede comenzar tratando de una manera muy discreta. Inicialmente se debe evitar exponer directamente a la persona a situaciones de velocidad. Lo más recomendable en estos casos es presentar videos o imágenes con escenas de velocidad e inducir en la persona la práctica de alguna técnica de respiración que promueva el estado de relajación. De esta manera se puede lograr una expectativa mejor percibida de la realidad ante tales situaciones.

¿Cómo deben ser estas escenas de velocidad?

Es importante saber que los videos que se le vayan a presentar a la persona, no deben ser situaciones de riesgo extremas en las que normalmente reaccionaría con un ataque de pánico. Hay que recalcar que la exposición debe ser progresiva, solo de esa manera se puede lograr una habituación.

Los psicólogos recomiendan que las primeras imágenes deben ser muy sencillas, como estacionar un coche, manejar una bicicleta por una calle solitaria o trotar suavemente por una acera.

A medida que la persona se vaya habituando a este tipo de situaciones cotidianas, entonces se puede pasar al siguiente nivel, donde se incluyen imágenes un poco más riesgosas, como cambiar de carril en una autopista, tomar una curva a mediana velocidad o cruzar una calle bastante transitada.

Finalmente, se considera crucial hacer entender a la persona que tratar de huir ante tales situaciones no se considera una solución. Hacer frente al problema aumentará el progreso del tratamiento en cuestión.

Cómo superar el miedo a conducir un coche

Normalmente el miedo a conducir es consecuencia de una serie de pensamientos sobre la posibilidad de sufrir un accidente. Es normal sentirse nervioso cuando apenas se está aprendiendo a manejar o cuando posteriormente al aprendizaje, debemos ponerlo en práctica en el mundo real. 

Conducir con miedo se considera una fuente de accidentes no solo para la propia persona, sino para el resto de las personas que se encuentran en la vía. Es por ello que los analistas de seguridad vial hacen una serie de recomendaciones para tratar de manera efectiva la ansiedad que genera manejar un coche.

Las técnica más recomendada por expertos en seguridad vial

La primera de ellas consiste en tratar el problema con métodos de realidad virtual o simuladores de conducción. Una vez que se han identificado claramente las situaciones en las que la persona siente la ansiedad con mayor intensidad, entonces se procede a crear de manera progresiva dichas situaciones con la finalidad de trabajar los métodos de relajación y autocontrol en esas situaciones específicas. 

En caso de estar aprendiendo a manejar, no deben acelerarse las etapas del proceso.

Lo primero que se debe hacer es sentarse en el coche e imaginar que se está conduciendo. Esto no tiene nada de extraño, es perfectamente normal y no debes preocuparte por lo que puedan pensar algunas personas. 

El siguiente paso es manejar suavemente por una autoescuela o una zona poco transitada. Para esto se recomienda la compañía de un amigo o un familiar, puesto que la compañía genera seguridad y confianza. Finalmente y de manera progresiva, se puede conducir pequeños trayectos en solitario, sin la compañía del amigo o familiar. 

Cuando ya se tiene la suficiente seguridad y confianza propia, se puede ampliar la zona de control y saltar al mundo real. 

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